Muchas empresas impiden el acceso a los datos, preservando los silos de datos y desalentando el intercambio de los mismos. Esto perjudica innecesariamente los esfuerzos por maximizar el valor comercial y social de los datos y los análisis, en un momento en que la COVID-19 está generando un aumento de la demanda de datos y análisis a niveles sin precedentes. La mentalidad tradicional de “no compartir los datos a menos que” ha durado más tiempo de lo que se había planeado.
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Esta mentalidad por defecto debe revertirse a un enfoque de “se deben compartir los datos a menos que”. Al reformular el intercambio de datos y plantearlo como una necesidad empresarial, los responsables de datos y análisis tendrán acceso a los datos correctos en el momento adecuado, lo que permitirá crear estrategias de datos y análisis más sólidas que ofrezcan beneficios empresariales y den pie a la transformación digital.
Aunque no es fácil cambiar la forma en que se hacen actualmente las cosas, los responsables de datos y análisis deben preguntarse qué dos áreas deben priorizar ahora para fomentar una mentalidad de intercambio de datos. La respuesta: establecer mecanismos basados en la confianza y preparar un entorno de intercambio de datos.
Establecer mecanismos basados en la confianza
Si no se introduce la confianza en todo el proceso de intercambio de datos, no se puede obtener valor comercial de los datos que se recogen. Gartner predice que hasta 2023, las organizaciones que puedan infundir confianza digital podrán participar en un 50 % más de ecosistemas, ampliando las oportunidades de generación de ingresos.
Desarrolla mecanismos basados en la confianza que establezcan altos niveles de confianza en la fuente de los datos y, a su vez, en la fiabilidad de los datos. Esto te permite adaptar el uso adecuado de los datos a los objetivos de la empresa, tanto dentro como fuera de la organización.
Es importante confiar en la calidad de los datos que se recogen, utilizan y comparten para que se ajusten al contexto y los requisitos de la empresa. Por otra parte, las empresas deben confiar en sus fuentes de datos para poder contar (y transmitir a otros) con derechos adecuados y ejecutables para utilizar, reutilizar, compartir y volver a compartir los datos.