En 2025, las plataformas nativas de la nube servirán de base para más del 95 % de las nuevas iniciativas digitales, partiendo de un nivel inferior al 40 % en 2021.
La inversión en capacidad de nube es un componente básico para las finanzas autónomas dadas las posibilidades de innovación continua, automatización y obtención rápida de valor. La nube acelera el tiempo de comercialización con características y productos que pueden redimensionarse y funcionar con menos costes generales. Sin embargo, aunque la adopción de la nube en las finanzas ha aumentado, sigue siendo menor que en otros departamentos.
Normalmente para la función financiera es difícil abandonar las tecnologías existentes y optar por una migración completa e inmediata a la nube pública por dos razones principales: los costes hundidos (incluidos los no amortizados que siguen estando en el balance general) de los sistemas locales y las personalizaciones del sistema heredado, que frenan el ritmo de la migración a la nube y suelen situar al CFO al final de la curva de la tecnología.
Para las organizaciones que mantienen una combinación de sistemas locales y en la nube, será fundamental conseguir capacidades de integración efectiva que permitan avanzar en los planes de migración a la nube y, en última instancia, ganar autonomía para el departamento.