Diseña y comunica tu estrategia de TI con este manual exclusivo para ejecutivos con el que tu departamento alcanzará sus objetivos.
Diseña y comunica tu estrategia de TI con este manual exclusivo para ejecutivos con el que tu departamento alcanzará sus objetivos.
Los planes estratégicos de TI más eficaces identifican varias iniciativas que impulsarán las aspiraciones empresariales e implicarán las capacidades necesarias (tiempo, presupuesto, talento y tecnología) para poder ejecutarlos satisfactoriamente. Aprovecha este estudio para:
Conocer siete errores comunes al planificar la estrategia de TI y aprender a evitarlos.
Acceder a una plantilla para crear un plan estratégico de TI en una sola página.
Trasladar la estrategia a los grupos contiguos dentro del equipo de TI para una mejor alineación.
Solo el 47 % de las empresas alcanzan sus objetivos estratégicos, y las que lo consiguen emplean estas prácticas para crear una estrategia y un plan que seguidamente ejecutan.
Una buena estrategia empresarial define de manera clara lo que la empresa considera como éxito y cuáles son las prioridades que se establecerán para alcanzarlo. Una buena estrategia de TI define la manera en que la información y la tecnología ayudarán a la empresa a alcanzar sus objetivos estratégicos. Cuando existe una relación estrecha entre la estrategia empresarial y la estrategia de TI, hay más posibilidades de que los objetivos estratégicos se concreten.
Para crear este tipo de relación estrecha, los ejecutivos de TI que participan en la planificación estratégica deben vincular cada medida que se tomará en el área de TI con elementos concretos de la estrategia empresarial. Para conseguirlo, los CIO deben centrar su estrategia de TI en estas tres áreas principales:
Contexto. Los factores tanto internos como externos que conforman el entorno operativo, así como las oportunidades y amenazas que dichos factores crean para el área de TI. En el contexto se incluyen los factores empresariales y tecnológicos.
Dirección. Los objetivos, metas y estrategias de la empresa, así como los principios estratégicos que se emplearán para garantizar la alineación del área de TI con las aspiraciones de la empresa.
Medidas. Las medidas de TI que es necesario tomar para que la empresa siga el rumbo estratégico que se ha definido, así como los indicadores de resultados empresariales que se usarán para supervisar el efecto que tienen dichas medidas.
Define las medidas de TI que ayudarán a cumplir los objetivos estratégicos de la empresa identificando, en primer lugar, las capacidades con las que la empresa debe contar para llevar a cabo la estrategia definida; a continuación, evalúa estas capacidades para detectar tus carencias. Centra las medidas estratégicas de TI en resolver estas carencias.
En aquellos departamentos en los que los objetivos de la empresa no están del todo claros o que han definido objetivos transitorios, la estrategia de TI podría centrarse en un conjunto básico de capacidades empresariales. Estas pueden ser de carácter obligatorio, urgente, primordial o común en una amplia variedad de situaciones, ya que las capacidades serán obligatorias en todo momento. De este modo, al centrarnos en ellas, conseguiremos que la estrategia de TI sea resiliente a los cambios.
Comunicar la estrategia de manera eficaz hace que las partes interesadas sigan un proceso que las lleva a comprender el plan y, más adelante, a apoyarlo y a comprometerse a seguirlo. Estos pasos se suceden de manera secuencial, por lo que, si no lo comprenden, no lo apoyarán y, si no lo apoyan, no se comprometerán a seguirlo. Para conseguir que se comprometan, los responsables de TI deben inspirar, entusiasmar y motivar a sus compañeros y a otras partes interesadas del área de TI acerca del valor que pueden aportar a toda la empresa.
Este documento estratégico de TI, aunque resulta esencial para poder reflejar la información y la lógica que siguen los ejecutivos de TI a la hora de planificar la estrategia, no es la herramienta de comunicación más eficaz que hay. En su lugar, los responsables de TI deben estructurar las comunicaciones relativas a la estrategia alrededor de historias estratégicas con las que el equipo se pueda identificar y que resulten memorables. La narración de distintas historias estratégicas conseguirá inspirar, entusiasmar y motivar a los distintos grupos de partes interesadas. Por ejemplo, el director financiero (CFO) se mostrará interesado por historias distintas respecto al responsable de otro departamento de la empresa.
Ten en cuenta que los responsables de TI deben comunicar la estrategia y fomentar el compromiso no solo de la alta dirección, sino también de otros responsables de área y sus subalternos en el departamento.
Sírvete de estas cinco preguntas para adaptar la comunicación según a quién te dirijas:
¿A quién me dirijo?
¿Qué es importante para estas personas?
¿Qué pretendo conseguir con esta comunicación?
¿Qué historia estratégica tengo que contar para conseguir mi objetivo?
¿Cuál es el medio más adecuado para hacer llegar mi mensaje?
Con la estrategia de TI se logra un entendimiento mutuo sobre las medidas que se tomarán en el área de TI para respaldar los objetivos de la empresa. Un plan estratégico llena el vacío que existe entre la estrategia y su ejecución mediante la identificación de una hoja de ruta que contenga iniciativas y una cartera con las inversiones necesarias para alcanzar los objetivos que se han definido.
Las principales diferencias entre una estrategia y un plan estratégico son que la primera define la visión a largo plazo para el área de TI, mientras que el plan estratégico define la manera en que dicha área concretará esa visión a medio plazo. El plan estratégico incluye una hoja de ruta con las iniciativas necesarias que deberían llevarse a cabo en un periodo que abarque entre 12 y 24 meses.
Al igual que sucede con la estrategia, los ejecutivos de TI deben vincular de manera clara cada una de las iniciativas con los objetivos estratégicos que se han definido en la estrategia empresarial. Al conectar estos aspectos, nos aseguraremos de que el área de TI define de manera clara su responsabilidad para cada elemento de la estrategia y traslada el plan a los distintos equipos y a sus miembros.
En el siguiente nivel de detalle, el área de TI tiene que desarrollar planes operativos individuales en los que se definan los proyectos, los programas y los productos necesarios a corto plazo para concretar las iniciativas que se han identificado en los planes estratégicos. Normalmente, los planes operativos abarcan un periodo entre 6 y 12 meses.
Al desglosar la estrategia de esta forma, el área de TI puede organizar los equipos y recursos necesarios para ejecutar con éxito el plan. Asimismo, esto ayuda al área de TI a identificar las iniciativas y proyectos que habrá que cambiar o reajustar en caso de que la empresa modifique su estrategia general.
Una mayor volatilidad y unas tasas de cambio más altas implican que tanto la estrategia como su ejecución se pueden ver comprometidas o quedar obsoletas. Si los cambios no se detectan y se afrontan a tiempo, aumenta el riesgo de que la empresa no consiga alcanzar sus objetivos estratégicos.
Para evitar estos retrasos, lleva a cabo de manera regular revisiones de la estrategia como parte de un proceso continuo. Para aportar información útil en estas revisiones, los CIO deben establecer dos tipos de análisis: del contexto y de la ejecución.
El análisis del contexto se centra sobre todo en el entorno externo a la empresa con el fin de comprender la manera en que podría estar cambiando el entorno en el que opera. Para ello, podría ser necesario fijarse en factores como la economía, las regulaciones, el comportamiento de la competencia, las preferencias de los clientes y las tendencias tecnológicas, ya que todo ello puede moldear el contexto en el que opera la empresa.
El análisis de la ejecución se centra en la propia empresa a fin de comprender si la estrategia se está aplicando correctamente y si está surtiendo el efecto esperado en el rendimiento. Los indicadores que se definen para cada uno de los horizontes que persigue la planificación estratégica representan la fuente principal de datos con los que realizar el análisis de la ejecución.
Usa estas cuatro preguntas para revisar la eficacia de la estrategia y de su ejecución:
¿La estrategia sigue siendo válida?
Es posible que se hayan producido cambios en el contexto empresarial que afecten o que invaliden una parte o la totalidad de la estrategia. Si la respuesta a esta pregunta es negativa, será necesario ajustar la estrategia.
¿Los planes de ejecución siguen siendo válidos?
Es posible que se hayan producido cambios en el contexto empresarial que afecten a la manera en que se está ejecutando la estrategia, como, por ejemplo, cambios en el contexto que hagan necesario acelerar o retrasar la ejecución. Si la respuesta a esta pregunta es negativa, será necesario ajustar los planes estratégicos y operativos.
¿La estrategia está funcionando?
A medida que se ejecuta cualquier estrategia, debería verse cómo afecta al rendimiento de la empresa. Si no se observa ningún resultado o no se corresponde con las expectativas, podría ser un indicador de que la estrategia no funciona. Si la respuesta a esta pregunta es negativa, será necesario ajustar la estrategia.
¿Los planes se están llevando a cabo correctamente?
En los planes estratégicos y operativos, se definirán los hitos que se han de alcanzar para considerar el proceso un éxito. Si no se alcanzan, es probable que los planes no se estén llevando a cabo adecuadamente. Si la respuesta a esta pregunta es negativa, será necesario ajustar los planes estratégicos y operativos para resolver los problemas en la ejecución.
Un modelo operativo de TI (ITOM) define la manera en que un departamento de TI ofrece resultados a partir de su propuesta de valor, es decir, cómo esta área contribuye a la hora de alcanzar los objetivos estratégicos de la empresa. Por decirlo de una manera más sencilla, muestra “cómo se consiguen las cosas” y cómo se crea valor. Los CIO deben diseñar y documentar de manera explícita y metódica, así como comunicar el modelo operativo que se pretende alcanzar para asegurarse de que el área de TI consigue ofrecer los resultados y el valor esperados.
El ITOM consta de nueve componentes fundamentales. Estos han de trabajar en armonía para alcanzar los resultados estratégicos y aportar el valor que proponen. Estos componentes conforman un sistema y son dependientes los unos de los otros. Si el CIO ajusta uno de los componentes, es probable que se produzca un efecto dominó en uno o más componentes.
En la práctica, los departamentos de TI centran su ITOM en uno de los tres resultados posibles en función del contexto, del modelo y de la estrategia empresariales, así como del papel que juega el área de TI en la empresa o en la unidad de negocio en que opera. Estos son los tres resultados posibles:
Permitir que el área de TI funcione de manera eficiente.
Mejorar el rendimiento empresarial.
Transformar la empresa mediante la creación de una ventaja competitiva o de crecimiento en todos los niveles.
Estos tres modelos operativos pueden coexistir en el mismo departamento de TI o en varios equipos de TI dentro de la empresa. Por ejemplo, un equipo de TI de una unidad de negocio o de una agencia puede plantearse como objetivo una transformación, mientras que un departamento de TI global o central dentro de la misma empresa puede centrarse en mejorar el rendimiento empresarial en general.
Cada uno de los modelos sucesivos se crea a partir de las capacidades del modelo operativo precedente. De este modo, si un equipo de TI decide pasar a usar un modelo operativo diferente (como, por ejemplo, pasar del Modelo 1 al Modelo 2), debería considerar lo siguiente:
La transición exige un alto nivel de madurez del área de TI tanto por parte del departamento como de la empresa.
La transición es capaz de aportar un gran valor estratégico a la empresa.
La transición exige un alto grado de compromiso por parte de las partes interesadas de la empresa.
En colaboración con la alta dirección, los CIO deben elegir el ITOM más adecuado para cada equipo de TI en la empresa en función de las expectativas empresariales. Escoger el ITOM equivocado o configurar mal los nueve componentes puede suponer un fracaso en la ejecución de la estrategia. Por ejemplo, si el resultado que se espera obtener con el ITOM es mejorar el rendimiento empresarial, pero el talento está configurado para optimizar la eficiencia en el área de TI, este equipo no será capaz de aportar el liderazgo necesario en materia de tecnología para lograr el resultado en el que se concentran los esfuerzos. Por otro lado, si el resultado que se espera obtener con el ITOM es transformar la empresa, pero la gobernanza y los derechos de decisión se centran en sistemas de control tradicionales, la ejecución del plan estratégico se verá afectada.
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