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Para que la digitalización ofrezca resultados financieros, debes definir tus ambiciones digitales y utilizar un marco riguroso al planificar y ejecutar la estrategia.
La digitalización no es una estrategia monolítica. A la hora de definir la estrategia, el equipo ejecutivo debe enmarcar sus ambiciones digitales en función del tipo y el alcance de los resultados comerciales esperados. Esto determinará las prioridades de inversión y marcará el ritmo de las iniciativas digitales.
Los resultados de la digitalización pueden clasificarse en dos grandes categorías:
Los resultados de la optimización digital derivados de mejorar los procesos y las experiencias del cliente.
La elección entre optimización o transformación no es de tipo binario. Las ambiciones digitales, y sus estrategias derivadas, tienen más éxito cuando combinan de forma óptima ambos tipos de iniciativas entre los diferentes departamentos y unidades de negocio. A pesar de las expectativas generadas por la “transformación digital”, no es habitual que una empresa tradicional se transforme totalmente. Los intentos de transformación integral suelen fracasar.
La estrategia de digitalización resulta más eficaz si persigue paralelamente la transformación y la optimización: centra tus iniciativas de transformación digital del negocio en un número reducido de líneas de producto o servicio, unidades de negocio o departamentos corporativos con alto potencial. Al mismo tiempo, orienta las iniciativas de optimización digital del negocio hacia la obtención de beneficios a corto plazo en departamentos complementarios.
El peso que cada organización atribuya a estas iniciativas dependerá de varios factores, incluyendo el estado de disrupción en su sector y la cultura organizacional.
A modo de ejemplo, las organizaciones que operan en sectores estables sin signos de cambios disruptivos inminentes deberían priorizar la optimización. La transformación podría convertirse en una costosa distracción que se adelante demasiado a la adopción por parte de los clientes. En cambio, las que operan en sectores inmersos en cambios disruptivos deben priorizar la transformación en las áreas clave de negocio, ya que esperar conlleva el riesgo de pérdida de relevancia, lo que terminará erosionando los ingresos y los márgenes.
Por otro lado, la cultura de la empresa también influye a la hora de combinar las iniciativas de optimización y de transformación. Las empresas más agresivas suelen optar por una transformación digital más ambiciosa porque quieren ser pioneras: cerca del 30 % de los CEO impulsan este enfoque, según la encuesta de Gartner a CEO y altos ejecutivos de empresa de 2020. Las empresas promedio, por su parte, pueden optar por la vía de la optimización.
En cambio, las que tienen menos urgencia podrían no seguir ninguna de estas dos vías y optar por el enfoque de la capacitación tecnológica digital, que consiste en la implementación de tecnologías como la nube, el software como servicio (SaaS), las interfaces de programa de aplicaciones (API) o los canales digitales. Este enfoque permite ampliar la capacidad de TI sin una optimización ni una transformación reales.
La optimización digital del negocio supone mejorar u optimizar las fuentes de ingresos, las operaciones o las experiencias del cliente actuales sin cambiar la propuesta de valor central ni los modelos de negocio de la organización. Las iniciativas de optimización pueden aportar beneficios importantes a corto plazo, por lo que pueden ser tan valiosas como las de transformación digital, pero menos arriesgadas.
La mayor parte de las empresas decantan sus opciones de digitalización a favor de la optimización, lo que sienta las bases para el futuro de la transformación digital.
Mejora de las fuentes de ingresos existentes o el valor para el ciudadano. Algunos ejemplos son los análisis y las iniciativas de IA destinados a ayudar a las organizaciones a mejorar sus previsiones de demanda/suministro y a optimizar los precios y las promociones. El marketing digital y las tecnologías de ventas también pueden fomentar un incremento en el volumen o la frecuencia de las compras, así como en los valores de los contratos. Las iniciativas digitales de atención al cliente pueden reducir los costes de prestación del servicio y, al mismo tiempo, mejorar la retención.
Mejora de los márgenes operativos. Las tecnologías del internet de las cosas (IoT) pueden potenciar la productividad de los activos. El trabajo aumentado y la automatización pueden contribuir a la productividad de los empleados.
Mejora de la productividad de la fuerza laboral. Tecnologías como la automatización de procesos robotizados (RPA, por sus siglas en inglés) pueden asumir tareas rutinarias y repetitivas para que los empleados dediquen más tiempo a actividades más valiosas, lo que permitirá a la organización ofrecer más valor con la misma plantilla.
Mejora de la experiencia del cliente. Las tecnologías digitales ofrecen oportunidades para una experiencia del cliente más positiva, tanto en lo que respecta al back-office como a los propios clientes. Los canales digitales, por ejemplo, permiten el autoservicio, lo que puede resultar más rápido y práctico para los clientes. Las tecnologías del IoT que rastrean la duración de las colas o el tiempo estimado hasta la reposición de un producto en los estantes también proporcionan mayor visibilidad sobre los problemas que preocupan a los clientes. Los asistentes virtuales basados en IA también pueden mejorar la manera en que los clientes utilizan un producto, uno de los principales factores que contribuyen a su satisfacción.
Mejora del uso y el rendimiento de los activos. Para gestionar y obtener el máximo provecho de los activos físicos puede ser beneficioso integrar la tecnología del IoT y los análisis avanzados más novedosos en los sistemas operativos. Algunos beneficios son el aumento del tiempo de actividad, una mayor eficiencia energética y una mayor capacidad para prever el mantenimiento más allá de la vida útil de un activo. Además, el resultado de los activos financieros puede mejorar cuando las empresas aprovechan los análisis avanzados y la IA para encontrar oportunidades que ofrezcan rendimientos más altos con el mismo perfil de riesgo.
Para empezar con la optimización digital del negocio, selecciona y prioriza dos o tres resultados de estas áreas de interés a la vez. Por ejemplo, muchas empresas B2C y del sector público eligen “mejorar la experiencia del cliente” como resultado prioritario, mientras que las empresas del sector industrial optan por “optimizar los activos físicos”.
Las organizaciones que optan por la transformación esperan algo más de la digitalización que una simple versión mejorada de sí mismas. Buscan oportunidades completamente nuevas, y posiblemente disruptivas del statu quo, a través de nuevas fuentes de ingresos, nuevos productos o servicios digitales y nuevos modelos de negocio.
La aparición de una tecnología disruptiva suele desencadenar la necesidad de priorizar la transformación en lugar de la optimización. Imaginemos estas disrupciones como nuevos paradigmas de mercado que avanzan siguiendo una curva en “S”. En la base de la curva, una tecnología nueva o un avance revolucionario hace posible un producto, servicio o modelo de negocio nuevo. Esta innovación vive un periodo estable de crecimiento hasta que una tecnología aún más nueva causa una disrupción, da lugar a un nuevo paradigma y el ciclo se inicia otra vez.
Un buen ejemplo de esta dinámica lo ofrece la industria musical, que fue uno de los primeros sectores obligados a transformarse cuando el internet 1.0 posibilitó el formato musical digital, cambió los hábitos de escucha y destruyó el mercado de las cintas de casete y los CD físicos. En los 10 años siguientes, los consumidores de música descargaron principalmente archivos MP3 según un modelo de negocio a la carta que permitía la venta económicamente viable del producto entero (todo el álbum) y también de partes del producto (canciones individuales). Cuando, años después, aparecieron las capacidades de streaming, los consumidores empezaron a escuchar música y otros productos de audio (como los pódcast) según modelos de negocio basados en la suscripción, como Audible y Spotify.
Las iniciativas de transformación digital aspiran a sacar provecho de aquella progresión en forma de “S” y obtener nuevos ingresos o valor a través de:
Productos y servicios totalmente nuevos basados en la digitalización.
Los servicios digitales que generan ingresos no se limitan a productos físicos. Servicios financieros como la gestión patrimonial aprovechan los asesores robotizados y otras tecnologías para proporcionar una alternativa digital de bajo coste al asesoramiento personalizado. En el sector público, los sistemas móviles para el pago del estacionamiento están automatizando la recaudación de ingresos de la Administración, además de resultar más eficaces y prácticos para los usuarios.
Las tecnologías digitales permiten que nuevos modelos de negocio sean técnica y financieramente viables, como por ejemplo:
El 79 % de los responsables de estrategia de las empresas prevén que las tecnologías digitales transformarán radicalmente sus modelos de negocio. Los modelos de negocio digitales son un reflejo de cómo las organizaciones crean, entregan y obtienen valor basándose en cuatro dimensiones clave:
Propuesta de valor. El valor que los clientes obtienen de un producto o servicio.
Clientes. El segmento de clientes que recibe el producto o servicio.
Capacidades. Los activos, tanto físicos como digitales, las personas, la cultura, las fuentes de información y los socios estratégicos que hacen posible la propuesta de valor.
Sin embargo, pocas organizaciones llevan a cabo evaluaciones del modelo de negocio como un ejercicio de gestión periódico. En lugar de ello, esperan hasta que las grandes alteraciones económicas o competidores disruptivos fuerzan el cambio. En el contexto de la transformación digital, conviene analizar el modelo de negocio para identificar las fortalezas, debilidades y oportunidades a partir de las cuales explorar estrategias más eficaces de creación de valor.
Como parte del análisis, evalúa las deficiencias del modelo de negocio actual en los mercados principales y secundarios, así como los cambios en el entorno que puedan impulsar grandes transformaciones del sector, y prioriza las oportunidades que presenten un mayor potencial de desarrollar capacidades futuras, de aprovechar los activos de la empresa o de crear competencias tecnológicas.
Estos son algunos ejemplos de modelos de negocio digitales que pueden hacer que la organización capte fuentes de valor identificadas:
Modelo de suscripción
Consiste en crear una base de clientes recurrentes cobrando una cuota de suscripción para el acceso ininterrumpido a un producto o servicio que tradicionalmente se adquiría según se necesitaba (por ejemplo, Netflix, Ipsy o Dollar Shave Club).
Modelo de cebo y anzuelo
Consiste en vender el producto de base a bajo coste y vender los recambios o artículos complementarios con un margen más alto (por ejemplo, Amazon Kindle, Nespresso o Sony PlayStation).
Modelo de ecosistema
Consiste en vender un paquete de productos y servicios interconectados e interdependientes que aumentan de valor a medida que van sumando participantes (compradores y vendedores) que interaccionan con ellos (por ejemplo, Apple, Google o Samsung y sus comunidades de desarrolladores de aplicaciones).
Modelo de acceso a la propiedad
Consiste en facilitar acceso temporal a bienes o servicios para los usuarios de la economía colaborativa y de servicios de alquiler (por ejemplo, Airbnb o Spinlister).
Modelo de la gratuidad
Consiste en ofrecer un producto o servicio gratuitamente y obtener ingresos monetizando los datos de sus usuarios a través de anuncios e informaciones (por ejemplo, Facebook, Google o Snap Inc.).
Modelo freemium
Consiste en ofrecer la versión básica de un producto o servicio gratuitamente y cobrar a los usuarios por el uso de sus características avanzadas (por ejemplo, LinkedIn, Dropbox, Hootsuite o AWS).
Modelo de digitalización
Consiste en ofrecer un producto que tradicionalmente era físico en un formato digital (por ejemplo, Spotify o Wikipedia).
Modelo de servitización
Consiste en transformar el producto en un servicio o en vender servicios continuos además del producto principal (por ejemplo, Salesforce o Microsoft).
Modelo de tienda minorista en línea
Consiste en la venta directa de productos o servicios a los consumidores a través de un canal exclusivamente digital (por ejemplo, Shutterfly, Ally Bank, Asos o Shopify).
Modelo marketplace
Consiste en facilitar la conexión entre compradores y vendedores a cambio de una cuota o comisión por transacción (por ejemplo, Amazon, Uber o Airbnb).
Modelo de proveedor personalizado
Consiste en el diseño, la producción y la distribución de productos y servicios personalizados (por ejemplo, Shutterfly o Skin Inc.).
Modelo de ludificación
Consiste en aplicar el diseño de la mecánica y la experiencia de los juegos a la interacción digital con los clientes (por ejemplo, Fitbit).
Para que la transformación digital del negocio tenga éxito, se requiere una mentalidad más ágil, ya que los modelos tradicionales a menudo sofocan las iniciativas digitales. Un marco de gestión de programas adaptable permite a los equipos de ejecución gestionar la planificación y el control de la transformación y, al mismo tiempo, priorizar la rapidez y la adaptabilidad.
Visualiza el estado final del programa. Para ello, desarrolla una visión compartida de dicho estado final, asegura el apoyo necesario, comunica un mensaje de transformación y prepara un modelo del estado final.
Organiza las iniciativas prioritarias y establece la secuencia en que se llevarán a cabo. Indica hasta dónde y con qué rapidez puede avanzar tu empresa. Para hacerlo, conoce el entorno, consigue apoyo para el programa, define un marco de gobernanza del programa y determina la estructura de la autoridad de delegación financiera (FDA, por sus siglas en inglés) para la transformación.
Crea/desarrolla la transformación o culmina la iniciativa a través de una serie de iteraciones lideradas por los responsables del programa y los responsables del proyecto, en las que evalúen el riesgo del programa, revisen su supervisión y la evaluación de las iniciativas y ajusten las medidas predictivas.
Integra el cambio en la organización con cada iteración de creación/desarrollo para asegurar su adopción y el éxito total del programa. Para ello, revisa la estrategia y los planes de gestión del cambio, supervisa el rendimiento de la empresa y transfiere los servicios a nuevos proveedores de servicios, si es necesario.
Toma nota de lo que ha funcionado y lo que necesita ajustes. Modifica los planes o los resultados en consecuencia. Descubre nuevas oportunidades de desarrollo y mejora, y establece objetivos para aprovecharlas.
Hung LeHong, distinguido vicepresidente y analista de Gartner, disipa las dudas: Son pocas las empresas que deban ser 100 % digitales.
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Digital se refiere a la representación de objetos o actividades físicos mediante un código binario. Como adjetivo, se utiliza para describir el uso predominante de ciertas tecnologías (llamadas “digitales”) para mejorar los procesos organizativos, así como las interacciones entre personas, empresas y productos, o hacer posibles nuevos modelos de negocio.
La digitización (a diferencia de la digitalización) es el proceso de transformar el formato analógico en formato digital, también conocido como habilitación digital. En resumen, en la digitización se parte de un proceso analógico y se convierte a un formato digital sin que se produzcan cambios en la propia esencia del proceso.
La digitalización (a diferencia de la digitización) es el uso de tecnologías digitales para cambiar un modelo de negocio y generar nuevos ingresos y oportunidades de creación de valor; es el proceso de adentrarse en un negocio digital.
La optimización digital es el proceso de usar la tecnología digital para mejorar los procesos operativos y los modelos de negocio existentes.
El negocio digital es fruto de crear nuevos diseños de negocio en los que se borran las fronteras entre el mundo físico y el digital.
La transformación digital puede referirse a cualquier proceso comprendido entre la modernización de la TI (por ejemplo, la computación en la nube) y la optimización digital o la invención de nuevos modelos de negocio digital. En las organizaciones del sector público, la transformación digital suele referirse a iniciativas modestas como ofrecer servicios en línea o modernizar sistemas heredados para avanzar hacia el gobierno digital. (Esto sería más parecido a la “digitización” o la “optimización digital” que a una “transformación digital del negocio”.)
La transformación digital del negocio es el proceso de aprovechar las tecnologías digitales y las capacidades complementarias con el fin de crear un modelo de negocio digital nuevo y robusto.
El comercio digital permite a los clientes comprar bienes y servicios a través de una experiencia interactiva y de autoservicio. Incluye a las personas, los procesos y las tecnologías que hacen posible ofrecer desarrollo de contenido, análisis, promociones, tarifas, adquisición y retención de clientes, además de facilitar la experiencia del cliente en los puntos de contacto, durante el recorrido de compra del cliente.